martes, 28 de febrero de 2017

Caída de Constantinopla

Constantinopla, antiguamente conocida como Bizancio, fue saqueada por los croatas, despoblada por la peste, asediada por los pueblos nómadas y sufrió diferentes conflictos religiosos y luchas internas por el poder. El reino del último emperador de Bizancio se encontraba rodeado por los turcos.
La decadencia de Constantinopla empezó en 1190 durante los preparativos de la Tercera Cruzada. Los bizantinos , creyendo que no había posibilidades de vencer a Saladino, decidieron mantenerse neutrales. Con esta excusa, y el deseo por conseguir riquezas, los croatas tomaron por asalto la ciudad en 1204, durante la Cuarta Cruzada.
Pero la peor parte vendría con el ataque turco otomano. El asedio empezó oficialmente el 6 de abril de 1453. A comienzos del asedio, los bizantinos lograron defenderse bien gracias a que estaban preparados porque preveían el ataque, pero el sultán otomano realizó un cambio estratégico y posicionó los barcos en un nuevo frente, como consecuencia los daños fueron grandes, tan grandes que los bizantinos no tendrían recursos para reparar después sus murallas.
Los bizantinos se vieron forzados al contraataque, en un intento por alejar a los invasores. Se dañaron mucho las infraestructuras y los obreros estaban muy cansados, igual que los soldados y los recursos escaseaban.
A la una de la madrugada del día 29 de mayo de 1453, Mehmet II da la señal de ataque al ejército otomano, el ataque final, y cien mil hombres con armas y escaleras se lanzaron contra las maltrechas murallas.





La caída de Constantinopla causó una gran conmoción en Occidente, puesto que se creía que era el principio del fin del cristianismo. Se llegaron a iniciar conversaciones para formar una nueva cruzada que liberara Constantinopla, pero ningún Estado quiso ceder tropas. Los mismos genoveses se apresuraron a presentar sus respetos al sultán y de esta forma mantener sus negocios. De este modo, los Estados europeos iniciaron proyectos para el establecimiento de rutas comerciales alternativas.
Otra importante consecuencia de la caída de Constantinopla fue la fuga de numerosos sabios griegos a las cortes italianas de la época, hecho que favoreció mucho al Renacimiento.


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